A pesar de su bonita etiqueta de “Asturias: zona libre de transgénicos”, la realidad es que en la región existen campos de experimentación al menos de maíz y patata. Además, en enero de este año se ha aprobado una ley que permite certificar como ecológico un producto que no supere el 0´9 % de contaminación transgénica. La seguridad y la soberanía alimentarias quedan así en entredicho. La única forma de asegurarse una comida sana está en tu consumo consciente y la organización civil de la sociedad para reclamar sus derechos. ¿Cómo?
Informándote: para empezar reproducimos aquí una parte esclarecedora del fanzine Pimiento Verde. Si quieres consultar el número completo puedes hacerlo en:
www.moviments.net/pimientoverde . Se trata de una publicación copyleft: copia y difunde.
Organizándote y actuando: puedes entrar a formar parte de alguno de los numerosos grupos de consumo de la región (
www.redcampesina.es ), participar en la red de semillas (información también en la página web de red campesina), boicoteando la compra de productos transgénicos (consultar la guía de productos transgénicos de Greenpeace), difundir lo que sabes y montar campañas y acciones o unirte a las que numerosos colectivos ya tienen en marcha, etc.
Mitos y mentiras de la biotecnología
- Los alimentos modificados genéticamente, ¿ayudarán a combatir el hambre en el mundo?
“Preocuparse por el hambre de las generaciones futuras no las alimentará. La biotecnología aplicada a los alimentos sí lo hará”.” Retardar la aceptación de OMG es un lujo que nuestro mundo hambriento no puede permitirse.”. Campañas publicitarias de Monsanto, 1998
Los rendimientos obtenidos por los cultivos transgénicos han resultado ser muy irregulares y por lo tanto, no es cierto que produzcan más. […] Hoy en el mundo se produce más de una vez y media la cantidad de alimentos necesarios para alimentar a la población mundial mientras una de cada seis personas padece hambre. Si añadimos que le hambre da mayoritariamente donde hay excedentes alimentarios resulta claro que el hambre es una cuestión política, de distribución de la riqueza y la producción y de acceso a los recursos. Las compañías biotecnológicas se mueven por el beneficio comercial, o por cuestiones humanitarias y no tienen ni autoridad ni pruebas para proclamar que trabajan para combatir el hambre en el mundo. De hecho su negocio se sustenta en erradicar una de las prácticas agrícolas tradicionales más importantes para la subsistencia de las campesinas, además de ser una de las claves para la conservación de la biodiversidad agrícola: guardar, intercambiar y replantar las semillas.
Por otra parte, las mejoras “cualitativas” de las que hablan las multinacionales se refieren mayoritariamente a cualidades interesantes desde la perspectiva comercial, que conviene a la industria alimentaria y de distribución, pero que en absoluto benefician a las agricultoras o a las consumidoras. El problema del hambre es de reparto y de acceso a la tierra, a la producción y a las semillas, problema que la agricultura transgénica sólo agravará.
La manipulación genética no difiera de la mejora genética tradicional.
La mejora genética tradicional se basa en cruzar plantas de dos variedades de una misma especie con el objetivo de obtener nuevas variedades que incorporen a las características interesantes de las originales. Una pata puede cruzarse con otra de una variedad distinta, pero en 10.000 años de evolución no se ha cruzado nunca con un pollo. La ingeniería genética multiplica la recombinación de ADN de fuentes diversas y la inserción de éstas en otro genoma mediante técnicas que sólo pueden llevarse a cabo en el laboratorio. De esta manera, el posible introducir un gen con una característica que nos interese en otro organismo en el cual se quiere que se exprese, eliminando las barreras entre especies, familias y reinos de seres vivos y alterando profúndame las pautas de funcionamiento de la evolución natural.
Otras preguntas que se plantean en este texto:
¿Son seguros para la salud humana?
¿Son seguros para el medio ambiente?
El uso de productos MG, ¿reducirá en consumo de productos químicos de síntesis como herbicidas y pesticidas?