Foro de Mavea

El valle está espléndido de verde (ver fotos). En las montañas del macizo de Ubiña parece que ya no hay nieve (ver foto); sin embargo, en la semana anterior puede comprobar que aún queda bastante en algunos sitios (ver foto).
Los brezos de los montes del entorno se adornan de flores diversas, como mi prao, que está espléndido, tanto de tipos de flores como de gramíneas (ver fotos); dominan las jasiones (ver fotos).
Y es que es el primer año que no me entra el ganao, por lo que la charca está muy guapa (ver foto). Muchos renacuajos ya son ranitas, y algunas larvas de libélulas se convierten en adultos, llegando a coincidir con una que se metamorfoseaba delante de mi (ver fotos).
Hay frutos en formación de varias plantas: avellanas, arándanos, acebos, etc (ver fotos). En la huerta despuntan las berzas (ver foto).
El prao es una sinfonía de mariposas, saltamontes, moscas, himenópteros, escarabajos, etc (ver fotos), que vienen a pecorear en las muchas flores (ver fotos), determinados gracias a las identificaciones de las amigas Piluca y Marián y a César Fz.
En unos serbales encontré dos cosas curiosas en sus cortezas: dos tenía unas rajas que debían ser de crecimiento (el traje les quedaba pequeño, ver fotos), y otro descortezao por un pájaro carpintero (ver fotos).
En la cabaña tuve una noticia buena y una mala: la buena es que los herrerillos están con la segunda puesta; la mala que los ratones royeron la inserción del agarre de la tapa de la caja de la comida y se comieron parte de ella, llegando a hacer un nido dentro (ver fotos).

Subí a la cabaña con el camarada Félix. Aunque nos llovió un poco, es una alegría que la tierra se humedezca tras unos meses secos. Y con el agua salen algunas setas (Boletus y Rúsulas, ver foto), y las babosas se reproducen (ver foto).
El prao está bastante fozao de jabalíes, incluso hicieron una bañera junto a la charca (ver foto).
Con la lluvia se ven pocos insectos, pero sí encontramos algunas abejas y la polilla Lasiocampa quercus (ver fotos).
No se por qué fructifícan tan pocos arándanos en esta zona, cuando hay muchas plantas (ver foto). Sólo vimos 2 frutos.
En la huerta salen algunas espigas de centeno (ver foto), mientras siguen creciendo patatas y berzas.

Un par de grupos de amigos subieron a disfrutar de la cabaña y su entorno, lo que contribuye a aumentar el jito de la amistad (ver fotos, algunas enviadas por Marco). Que guay que venga más gente aquí
La historia de este verano está en la explosión de libélulas de la especie Aeschna cyanea: continuamente están emergiendo nuevos ejemplares (ver fotos), ¡¡¡de momento llevo recogidas 52 últimas mudas, pertenecientes a otros tantos ejemplares!!! Con razón hay tan poca diversidad este año en la charca, pues hay un montón de depredadores subacuáticos. Que maravilla haber creado un hábitat para que se desarrollen tan alucinantes seres.
Pero hubo otra noticia increíble: más abajo de la cabaña vi subir un mamífero a un árbol al lao del camino. Primero pensé en una ardilla y luego en una marta (pues había visto una cerca); cuando me acerqué el bicho seguía allí mirándome (ver fotos). No huía, por lo que pienso que pueda ser un joven. Al rato, pasó de mi, bostezó, atendió al entorno, gruñó un poco, cambió de rama, se tumbó; vamos, una pasada poder ver así un mamífero nocturno.
Otro hecho curioso fue la aparición de un resto de depredación junto a la charca: sólo estaban las tripas y una pata de un lirón careto (ver foto; primera cita allí). Creo que el autor puede ser un turón.
Las dos cajas nido de frente abierto ya están ocupadas por lirón gris (ver foto). En la del herrerillo común, como ya acabó la cría (sacó 2 puestas), la vacié y limpié. El nido estaba hecho de musgo, con unos cuantos pelos de jabalí, algunas cortezas y plumas (ver foto).
Este verano está siendo seco y caluroso como los dos anteriores. Es buen momento para comprobar la creencia de que un año seco da muchos hayucos al año siguiente. Esto se cumplió el año pasao, pero el haya tienen veceras (grandes cosechas cada varios años), por lo que no sabía que podía ocurrir este verano. Y ocurre una mezcla de ambas condiciones: hay hayas sin frutos y otras están cargadas (ver foto). Que curioso.
Aparecen agallas en algunos árboles (ver foto de haya), los tejos sacan nuevas hojas (ver foto), es buen año para avellanas (ver foto), ya están saliendo bastantes setas (de las que se aprovechan las babosas, ver fotos). Los montes tienen 3 colores dominantes: pardos de la hierba seca, amarillos de las flores del tojo (ver foto) y rosas de los brezos (ver foto). También hay muchas otras flores, como dedaleras y gordolobos (ver fotos). Hay una pequeña explosión de mariposas de la especie Pyronia tithonus, de las que se nutren las arañas (ver fotos).

Y siguieron las visitas a la cabaña: esta vez fue un grupo británico (de Gales y Escocia, ver foto).
Aunque hay sequía, llevamos varias semanas con viento Sur que favorece la creación de tormentas (ver foto); y esto hace que aparezcan más setas (ver fotos).
Además de las quitameriendas, los praos siguen llenos de zanahoria silvestre (ver fotos). Aún vemos otras flores, como el gordolobo (ver foto), y algunos frutos como el del hipérico (ver foto). Las hayas abren nuevos brotes (ver foto).
En el valle encontré un único roble melojo (ver foto), y una planta que tiene una curiosa disposición de las ramas y flores que recuerda a un candelabro (determinada por César Fernández, ver foto).
De bichos, encuentro un juvenil de lagarto verdinegro (ver foto), menudean las arañas (ver foto), y aparecen los papamoscas cerrojillos. Los lirones abandonaron las cajas-nido de frente abierto y se trasladaron a la caja donde crió el herrerillo.

Se barrunta el otoño: empiezan a amarillear las hojas de los abedules y a secarse algunas del haya (ver fotos).
Hay muchos tipos de setas por todas partes: llevo más de 40 especies identificadas en la finca. Una que apareció nueva fue un falo hediondo (ver foto). Las más comunes son las rusulas y los boletus edulis, pero también son frecuentes las amanitas rubescens (ver foto). Y también abundan sus principales depredadores, las babosas; así, muchas setas tienen marcas de roeduras (ver foto).
Este año ocurre una cosa curiosa entre dos parientes: el año pasao el mostajo no tuvo frutos, pero sí muchos el serbal. Este año no veo ningún serbal con frutos, y sin embargo los mostajos tienen bastantes (ver foto).
Por desgracia me entraron las vacas (ver foto); y es que anda por aquí un toro muy cabezón. Tuve que andar reparando algunas vallas que me tiraron. Acaban de bajar las vacas del monte, por lo que ya no las tendré por aquí hasta la próxima primavera.
En un claro del bosque vi una curiosa concentración de moscas (ver foto).
Las hormigas van reduciendo su actividad. De un hormiguero salían muchas aladas (ver foto).
Encontré algunos excrementos de interés: uno que parece de gineta estaba en el tejao de la cabaña (ver foto), uno de zorro tenía restos de hayucos (ver foto), y unos de corzo estaban dentro de un cardo (por lo que le debió quedar curioso el culo a ese bicho, ver foto).
Mire las cajas nido y sólo una estaba ocupada por un lirón, que estaba gordo como una vaca (ver foto). Para poder entrar y salir de la caja, tuvo agrandar el agujero (ver foto), por lo que quizás ya no vuelva a criar aquí el herrerillo, ya que ahora pueden entrar los carboneros. Veremos que pasa el próximo año.

Que el clima está cambiando es indudable. El pasao mes de octubre fue totalmente estival (ya lo llaman "veroño", como verano con nombre de otoño). Esto afectó a las plantas, pues hizo que algunas comenzasen a florecer, como el piorno (ver foto) que florece en verano. Y pasó también lo contrario: una flor invernal como es la prímula ya comenzó a salir (ver foto). El bosque no está rojo, porque cayeron las hojas secas pero no se coloraron las demás. Está todo muy raro.
Sin embargo noviembre dio un vuelco a la climatología, con frío y nieve como debe ser. Nevó en la cabaña el día antes de llegar yo, pero enseguida subió la temperatura y el nivel de innivación (ver foto). Ya hay paisajes chulos (ver foto).
El valle se va despoblando de fauna, aunque llegan otros invernantes, como bisbitas comunes y zorzales alirrojos; éstos, junto a Comunes y mirlos, se instalan en los exuberantes acebos (ver foto).
Otro visitante inesperado llegó también: el lobo. Antes de amanecer me despertaron los aullidos de un grupo cercano. Suponemos que será el del cercano bosque de Valgrande. En 5 años sólo había encontrao aquí 3 veces rastros de 1 ejemplar.
Otra buena noticia fue que amplié la charca al doble de tamaño. Por donde rebosa la charca original, excavé en el prao una superficie igual (18 m2), puse un plástico y la dejé llenándose (ver fotos). Como está en cuesta, tendré que hacer 1-2 diques intermedios para que se llene. La parte alta la dejaré para que se forme una turbera.

Por fin llegó el momento cromático del año, cuando el bosque se incendia (ver fotos). Este año se retrasó varias semanas, posiblemente debido al pasao mes "veroñal".
En esta ocasión me acompañó el camarada Javi López, y aprovechamos para colocar un par de cajas nido (ver foto).
Por el camino encontramos una salamandra común. Aunque hay que intentar no tocar a los anfibios, a Javi le pareció que el bicho no estaba vivo. Tras examinarla, estaba moribunda tras un fuerte mordisco por algún depredador, quizás un zorro, ya que encontramos excrementos cerca (ver fotos).
En el río había las típicas espumas originadas por la fuerte corriente del arroyo (llovía; ver foto) o por la descomposición vegetal, que no por contaminación.
Aún quedaban unas pocas flores. Aparece la primera puesta de rana bermeja. Volvimos a oír a un lobo aullando antes del amanecer. También se oyen los murciélagos rabudos.
La nueva charca se llenó en su mitad inferior, por lo que instalamos una presa en el medio, para que se llene en dos alturas (ver foto).
Entre las nuevas setas que salieron, había una curiosa (Scleroderma polyrhizum), ya que es típica de suelos arenosos y micorriza con muchos árboles (aquí estaba bajo robles; ver foto).

Ahora sí que damos por terminao el otoño y comenzao el invierno, ya que las nieves se adueñan de las montañas definitivamente, en las laderas caen buenas heladas y el bosque caducifolio está desnudo (ver fotos). El sol se pone en la cabaña a las 14:37 h, pero no se hace de noche hasta pasadas las 18 h.
La cabaña al atardecer brilla en el valle (ver foto). Llovió tanto estas semanas que, junto con la nieve, los ríos bajan a tope y la cascada suena desde lejos (ver foto).
A pesar del frío reinante, aún hay algunas flores: tanto en las cunetas (ver fotos, determinadas por César Fernández) como algunos piornos aún locos del veroño (ver foto). Quedan pocas setas.
Es muy curioso que a lo largo de la pista, las ranas bermejas prácticamente sólo usan un charco para poner sus huevos (ver foto). No entiendo por qué no usan otros charcos cercanos de similares o mayores dimensiones. Como ese charco en concreto no suele durar los meses suficientes para el desarrollo de los renacuajos, suelo recoger parte de la puesta y echarla en mi charca.
El fresno tumbao que tengo frente a la cabaña está muy escarbao debajo (ver foto). Semejante obra supongo que debe ser de un mamífero (quizás de un tejón que dejó excrementos cerca), pero aparece en el tronco un agujero reciente de pícido (ver foto) y por aquí anda el picapinos.
En la charca no hay casi vida: en la vieja aparece una nueva puesta de rana y en la nueva llegó 1 guapo macho de ditisco (¿cómo le dio por venir aquí arriba en esta época?).
Los cacahuetes son rápidamente comidos por los pájaros. Pillé a un carbonero palustre picoteando la bola de budin.
Otra vida por la zona fue una polilla (determinada en Biodiversidad Virtual; ver foto) y un caracol que hibernaba entre la hierba (también identificado en BV; ver foto). Supongo que el frío es la causa de que ya no vea babosas aquí.

Tranquilidad. Llegó el momento en que todo es silencio allí arriba. El único ruido de fondo es el que hace la cascada y el arroyo llevando el agua a toda velocidad.
Llevamos unas semanas en que apenas llueve/nieva y dominan las heladas. Por eso está la nieve bastante alta (ver fotos), pero la que cayó 8 días antes aún se conserva helada en el prao (ver fotos). Las charcas están heladas, con una capa de casi 4 centímetros (ver fotos).
En la huerta sobrevive una única berza (ver foto), que esperemos que medre cuando vuelva la primavera.
Puse un nuevo comedero, de bolas de sebo y budín, que me trajo Ben de París (ver foto). Le puse un peso debajo para que el cuervo no lo suba a la rama y se las zampe.
Justo antes de asomar el sol en la cabaña me fijé en una imagen curiosa: los brezos incendiaos por el disco solar apunto de asomar y muchos insectos (dípteros) brillando en el aire (ver foto).
Arreglé el camino al prao (ver foto), por lo que ahora parece una puerta de Hobbit que sale de La Comarca
Entre la escasa vida que se ve por allí, hay varios arbolinos y ramas trabajadas por el picapinos (ver fotos), y aún hay algunas setas (ver fotos).

Este invierno nevó mucho y fue durillo para la fauna. En la cabaña tuvo que haber más de un metro de nieve. A continuación van imágenes de la nevada en la zona.