Foro de Mavea

Es tiempo de castañas (ver foto). Así que subí a la cabaña pañando unas cuantas.

El monte está lleno de frutos: serbales, majuelos, peruyes, acebos, hayucos (ver fotos). En los avellanos hay algunos frutos aún, pero también amentos (ver fotos).



En el huerto hay muchos tomates, pero pocos maduros (ver foto). Hay flores (ver foto), pero con la ola de frío y nieve que llegó días después de mi visita, ya caerían. Aquí vi un par de caracolinos (ver foto) y unas orugas alimentándose de las berzas.



El cromatismo del paisaje está en su punto álgido (ver fotos).















Y por supuesto es tiempo de setas (ver fotos).



Revisé las cajas nido y siguen tres ocupadas por lirones, pero se redistribuyeron: hay 2 lirones en cada caja (ver foto).

Bajo una caja hay un zorzal común depredado por mustélido (ver foto). Esto indica que la marta/garduña no pudo acceder a los lirones de la caja vecina, por lo que está bien colocada para evitar depredadores.

Hay unas pocas flores silvestres, como las del geranio de San Roberto y la Estrella (ver fotos). El veroño también hizo crecer este año algunas en los piornos (ver foto).



También hay algunos insectos, como avispas y dípteros: en las charcas hay más de un millar de moscas patinadoras (ver fotos).



Es una satisfacción ver que el reforzamiento que hice del cierre de la finca sirvió para que sea el primer año que no me entra el ganao, por lo que el prao está lleno de hierba (ver foto).

Últimamente subieron unos cuantos mave@s a la cabaña. Las imágenes siguientes se nutren sobre todo de las fotos sacadas por Diego, Marta y David.



El pasado mes nevó dos veces en la cabaña, lo que es poco usual para ese momento del otoño.





Pero en sólo una semana, la nieve subió muchísimo debido al aumento térmico.

Las cajas nido ya están vacías. Los lirones se retiraron a sus agujeros para hibernar. Subí otras 2 cajas que me dió David, lo que aumenta el número de cajas nido a 9. Comprobamos que la de cárabo está vacía.

Ya cayeron la mayoría de las hojas, pero los paisajes siguen siendo guapos. Apareció la primera prímula.










Pañamos unos cuantos hayucos.

De noche hicimos un amagüestu, con las castañas del mes anterior y la excelente sidra dulce de David. Jugando a los dardos, David demostró su puntería.




Poca fauna se observa por allí arriba: rastros de jabalíes y corzos, algunas huellas de gineta, zorzales alirrojos y pocos pajarinos más.

Por desgracia, los caballos me tiraron una valla y este año no se libró la vegetación de su ramoneo.

Llegó el frío invernal, pero no el agua: llevamos más de un mes casi sin llover, lo que se nota en el bajo nivel de los ríos y la escasez de setas. Así, la nieve fue desapareciendo de las montañas (ver fotos).


La sequía hace que las tempranas ranas que ponen los huevos en cualquier sitio, acaben en dique seco (ver fotos). Como otros años, rescatamos esas puestas y las echamos en las charcas.


El frío deja los praos blancos, las charcas heladas (con una capa de hasta 3 centímetros de gruesa) y guapas formas de agujas (ver fotos).






Y para combatir el frío, nada mejor que poner una estufa. Hicimos algunas obras, mejorando el aislamiento del dormitorio, aumentando la superficie superior para dormir, añadiendo un nuevo arcón, y poniendo una calorífica estufa (ver fotos).





Entre la vida que hay por allí arriba, sorprende oír cantar a las palomas torcaces, hay unos cuantos zorzales y mirlos en las acebedas, hay bastantes páridos (que me acaban el comedero de cacahuetes), encontré una larva de luciérnaga (ver foto), una mariposa pavo real inverna en la cabaña (ver fotos) y aún hay alguna florina, como la pamplina (ver foto).

Invierno de contrastes: tan pronto hace calor como nieva y seguido vuelve a hacer calor. Por lo menos las montañas tienen nieve (ver foto) y los ríos ya bajan con bastante agua. En la cabaña nevó en un par de ocasiones y quedaban restos de nieve en mi visita (ver foto).


El jabalí me destrozó parte de las charcas: levantó una orilla de la charca 1 y destrozó totalmente la charca 2 (ver fotos). Las arreglé, reduciendo la charca 2 a la mitad (ver fotos).





Sigue habiendo zorzales alirrojos porque los acebos aún tienen muchos frutos (ver foto). Aparece la primera flor del año: el Diente de perro (ver foto).


Aún hay hayas que no tiraron las hojas, debido a que están protegidas por sus vecinas (ver foto).

Los líquenes cubren algunas hayas, creando prestosos tonos de camuflaje (ver fotos).


Las ranas pusieron 27 masas de huevos en las charcas (ver foto). Pero, como tienen la desgraciada costumbre de ponerlos donde cuadre, una lo hizo sobre el prao cuando tenía nieve, quedando secos cuando la nieve se derritió (ver foto).


Un carnívoro se comió una rana, dejando los huevos que tenía en su interior, incluso uno de sus ojos (ver fotos).

La primavera llegó con fuerza a través de las flores: salió la primera Primula veris junto a la cabaña (ver foto), aunque ya hace meses que las hay valle abajo, algunas con tonos más blancos (ver fotos).




Pero lo más llamativo es la explosión de los narcisos (ver foto): este año aumentaron su población tanto en extensión como en número de ejemplares (conté 200 más que el año pasao).

En la Muezca salieron también los otros narcisos (ver foto).

Pero las flores que se ven desde lejos son las de los cerezos: están impresionantes (ver foto). Otro árbol que también da flores blancas es el espino (ver fotos).



También florecen las fresas (incluso aparece algún fruto; ver foto), abren las anémonas y caen las flores de Diente de perro (quedan muy pocas; ver foto).


Por desgracia, también empiezan a quemar los de siempre (ver foto). Una ladera de matorral (que aquí llaman carba) que prendieron hace dos años, volvieron a meterle fuego el mes pasao y, a pesar del seco invierno y primavera que llevamos, las agradecidas hierbas van colonizando la zona (ver fotos).




Despiertan los pajarinos y las lagartijas (ver foto). Como estivales llegaron las currucas capirotadas. Están los pájaros en celo y escucho varias veces durante el día a un cárabo cantando (ya lo oí en otras ocasiones).

Oigo ladrar a los corzos y encuentro huellas de algunos mamíferos, entre ellos de lobo (ver foto).

Con la mayor abundancia de plantas, se pueden cosechar hojas de varias especies para hacer ensaladas: pamplina, ajo de oso, margarita, diente de león, acederilla, prímulas… (ver foto).

Las heladas de finales de abril crearon una situación muy rara: se quemaron las hojas nuevas que estaban creciendo en hayas, robles y fresnos (ver fotos). Mi colega Juancar dice que ya vivió esto hace dos décadas. El termómetro frente a la cabaña bajó a -4,5 ºC. Otras especies en las que se nota la quemadura de tejidos es en las flores de gamón que quedaron tumbadas (ver foto) y en los helechos que estaban creciendo (quedaron marrones quemados).





Por lo menos los bosques tienen el precioso colorín verde del despertar primaveral, y la parte superior aún está invernal (ver fotos). Además, está el suelo tapizao de hayas naciendo, gracias a la cosechona de hayucos del año pasao (ver foto).






Otros años el mes de mayo señalaba la explosión de flores e insectos, pero este año está retrasado. Aún así, están saliendo los jacintos (ver foto). Vi una margarita rosa (ver foto). Los narcisos ya están produciendo semillas (ver foto).



Hay algunos insectos, como escarabajos, dípteros, grillos (ver fotos) y mariposas: vi mi primera macaón allí. Aparecieron un montón de pulgones, pero sólo sobre Centaurea nigra (ver foto). Y tuve la oportunidad de ver una lucha por la supervivencia: durante más de 10 minutos una mosca Bibio sp. intentó zafarse de una hormiga campestre que le mordía una pata; la mosca intentaba escapar todo el rato, muy nerviosa, caminando y con breves vuelos (no podía volar con el peso de una hormiga , ver fotos). La historia acabó soltándose la hormiga; quizás se mareó con tanto meneíto








Subí una nueva caja nido que hizo Diego (ver foto). Revisé las 7 de páridos que tengo instaladas y tengo la mayor ocupación hasta ahora: 4 incubando (2 carboneros comunes, 1 herrerillo común y 1 trepador azul).

Hay dos parejas de lagartijas serranas cerca de la puerta (ver fotos).


La carba quemada hace dos meses sigue llenándose de hierba (ver foto). Pero los amigos del mechero siguen haciendo de las suyas (ver foto).


Encontré una nueva especie de vertebrado para el valle: ratón leonado (ver foto). Un escarabajo enterrador lo arrastraba poco a poco a su guarida (ver foto).

Esta primavera está siendo rara. Las temperaturas extremas de mayo lo fueron y mucho: mínima de 0,5 y máxima de 30,3. Así, aunque nacieron muchas hojas nuevas en los árboles perjudicados por las heladas de abril, los días fríos de mayo machacaron las puntas de bastantes hojas (ver foto). Los bosques están verdes en general, pero hay unas cuantas hayas que no volvieron a sacar hojas (ver foto).


Hubo unos cuantos días de tormenta, por lo que en la cabaña cayeron 32,5 litros por metro cuadrado en mayo (ver foto). Esto hizo que brotasen algunas setas (ver foto). Aún así, los ríos bajan con escaso caudal.


La carba que quemó hace 3 meses ya está toda verde, tanto por helechos como por hierbas (ver fotos). Y acaba de subir el ganao para dar buena cuenta de esa hierba nueva.


Nardo, vecino de Traslacruz, me cuenta que hay muchos ratones, tanto en el valle como en los puertos, y la causa debe estar en el suave invierno pasado. Tiene que ser cierto, porque me encuentro uno muerto en la pista (ver foto), veo 2 por la cabaña a pleno día, una lechuza anda cerca de la cabaña (primera cita en el valle) y en el comedero-tabla (donde echo los restos de comida) aparecen un montón de cagadas de roedores.

En una egagrópila de cárabo hay restos de un ratón y un topillo rojo (ver foto).

Ahora dominan dos flores azules: las verónicas y los jasiones (ver fotos). Ya salieron mis flores favoritas: Saxifraga spathularis (ver fotos).





Aún hay pocos insectos (ver foto). En la charca veo 8 tritones palmeados (récord), además de más de 200 renacuajos (algunos ya casi ranitas) y las primeras libélulas (Pyrrhosoma y L. depressa). Aumentó el número de hormigueros, tanto de Formica pratensis como de Lasius flavus (ver foto). Vi un lución (ver foto).



Los pollos de las cajas nido ya volaron salvo en una, la de herrerillo (me permití hacerles foto porque están a punto de volar). La de trepador tenía tierra por dentro en las juntas de la tapa (ver fotos).



Comencé a poner el huerto en marcha, con los calabacines que me dieron David y Cristina y las lechugas de Nardo (ver foto).

La sequía sigue siendo notoria. Sin embargo, tanto en junio como en julio tuvimos allí arriba 50 l/m2. Esto hace que las lechugas crezcan muy bien. Los calabacines murieron, pero Susana trajo más para plantar, junto a calabazas, tomates, apio y borraja (ver foto).

A pesar de la falta de agua, salen algunas setas, como pedos de lobo, rúsulas y un falo hediondo (ver foto).

En verano suelen subir amigos allí y ya fueron unos cuantos (de Australia, Gales, Inglaterra, Austria, Grecia y España): Pili, Su, Vane, Adrian, Chloe, Rosa, Lena, Patrick, Diego, James, Eleanor y Sabine (ver fotos).



Este año hay pocos insectos (ver foto). Las charcas tienen agua, pero hay pocas libélulas y zapateros. Los renacuajos ya están muy grandes. Las ranas bermejas tienen colores variados: vi una grisácea (ver foto).


Los lirones empezaron a ocupar las cajas nidos este mes de julio (ver fotos). Confirmamos que la nueva caja nido tiene un nido de ratón de campo (ver fotos). Sigue habiendo bastantes ratones; encontramos uno depredado (ver foto).

Las tormentas de finales de agosto hacen que la sequía no sea tan severa. La cascada está bien de agua, como las charcas (ver foto). Y salen las setas (ver fotos): ya tengo más de 80 especies identificadas aquí (gracias a BV).






Como sobrepasó la capacidad de 50 l/m2 del pluviómetro durante el mes de agosto, traje un nuevo colector que usaré como pluvio (ver foto).

El bosque sigue verde (ver foto), aunque hay hojas ya afectadas por hongos e insectos (sobre todo las de hayas; ver fotos).




Este otoño no va a haber mucha comida: no hay hayucos ni manzanas (aunque éstas sean abundantes en los valles), tampoco frutos de serbal ni mostajo, muy pocos de acebo. Parece haber una cantidad normal de bellotas, majuelos, avellanas y moras. Encuentro el arilo del fruto de un tejo posiblemente depositado por un pájaro (ver foto).

Aparecieron huellas de gineta dentro de la cabaña (ver foto). Seguramente entró a por los numerosos roedores de este año. Revisé las cajas nido y sigue habiendo una con ratones, mientras que hay otras 4 con lirones: una de ellas tenía 4 ejemplares, por lo que creo son crías ya grandes (ver foto), un mes antes que el año pasado.


En el huerto las lechugas están espigadas con flores (ver fotos).


Llegan aves migratorias como el papamoscas cerrojillo y el mosquitero musical. Oí las 3 especies de carpinteros que hay por aquí. De invertebrados no hay gran cosa: es el verano más flojo para libélulas, con sólo 6 exuvias ninfales. Hay una pareja de Aeschna cyanea (poniendo huevos) y un macho de Sympetrum striolatum (identificado por Marián; ver foto).

Vi una especie nueva de mariposa: Pandoriana pandora (ver foto). También hay abejorros, avispas, saltamontes, chinches, escarabajos peloteros, moscas… (ver fotos). Y sus depredadores, como arañas de jardín y tigres (ver foto).





Veo unas cuantas ranas bermejas por el suelo (ver foto). En la charca aún hay renacuajos, ya grandes (ver foto).

Parte de las fotos de esta crónica fueron hechas por Mónica (ver foto).

Parece ya una tónica de los últimos años la prolongación estival en “veroño”. Sigue el sol, calor y sequía. Los arroyos bajan con poca agua, salen flores en los piornos, las plantas del huerto crecen (ver fotos).







Es tiempo de azafranes y pocas flores más (ver fotos).


Sin embargo, las castañas se adelantaron un mes a lo que es normal (ver fotos).


El bosque está mayoritariamente verde, pero hay árboles que ya rojean y caen hojas (ver fotos).







La escasa humedad (principalmente nocturna) sirve para que salgan unas cuantas setas (ver fotos).






La charca está bien de nivel. Encontramos escarabajinos acuáticos, renacuajos de sapo partero y rana bermeja, larvas de libélula, y patrulla la zona un macho de Aeschna cyanea (ver fotos).



Menguan los insectos, aparecen algunas orugas (ver foto), pero aún hay moscas tocando las narices. Los arbustos se llenan con telas de arañas (ver foto).


Revisamos las cajas nido y están todas vacías (ver foto).