Foro de Mavea

A les güenes,

Una de las experiencias naturalistas más satisfactorias es dormir al raso en sitios altos, mejor en cumbres que tengan buenas panorámicas. Y una de las mejores es la más alta de Asturies fuera de los Picos de Europa: el Fontán (2416 snm), en el macizo de Ubiña.
Subí un día nublao, perfecto pa no sudar demasiao. Pa ser agosto me extrañó que todavía estuviese cantando el roquero rojo de la subida a la Forqueta (será efecto del retraso fenológico de este año). Prestó ver aquí una de las joyas entre los escarabajos de esas montañas: el Iberodorcadion heydeni (ver foto; parece una pipa)
En los joyos de Cuapalacios aún hay bastantes neveros (ver foto), siendo la zona del macizo donde más aguanta. En el Canalón del Buey sólo quedaba el nevero de la base, por lo que se subía bastante bien. Estos neveros son utilizados por los pájaros para cazar insectos más fácilmente
En la cumbre hay 3 vivacs montañeros, pero preferí usar la antigua casa de los combatientes republicanos de la Guerra Civil (ver fotos). Aquí aún hay restos de latas, vidrios y calzado (ver fotos). En algunas ocasiones encontré casquillos de balas de la brigada santanderina que aquí combatió. En una cueva cercana (en Las Torres) unos espeleólogos encontraron un esqueleto humano con un tiro en la cabeza.
Según avanzaba la tarde, las chovas piquirrojas se concentraron cerca de su dormidero, pero tenía un okupa: un buitre llegó primero a la cueva. Así, las chovas tardaron en entrar, pues debían pasar junto a la rapaz.
Al atardecer de aquel día despejó por encima de los 1600 m, por lo que la mayor parte de Asturies quedó bajo un mar de nubes (ver foto), mientras La Babia y la meseta estaban despejadas. La puesto de sol fue espectacular (ver foto). Tras caer la noche, la temperatura bajó a los 9 ºC. Ese fresquín lo aguantaba bien el murciélago rabudo, intentando pillar las escasas polillas que por allí se movían. Aún había un paso notorio de estrellas fugaces.
Al amanecer, hubo 5 ºC. La salida de Lorenzo fue también para recordar (ver foto). Un grupo de 31 rebecos pastaba por la zona, siendo el mayor número que vi nunca aquí (la especie está en aumento en el macizo). Las chovas salieron del dormidero al poco de asomar el solín, y el buitre hizo lo mismo poco después.
En este pico es el único lugar que conozco en la Cordillera Cantábrica donde se desarrolla pradería alpina fuera de los Picos (ver foto). Hice un listado de 43 especies de plantas (muchas determinadas gracias al colega César Fernández; ver fotos de algunas de ellas), y me extrañó la escasez de líquenes. Los polinizadores fueron principalmente moscas, sobre todo el sírfido Eristalis tenax (ver foto). Había curiosos saltamontes (ver foto).
De pájaros por allí, roquero rojo, colirrojos, pardillos, acentor alpino, treparriscos, bisbita alpino, cernícalo, buitre leonao, aguilucho pálido, y lo más impresionante: un bando de más de un centenar de gorriones alpinos. Curiosamente no vi ninguna lagartija, a pesar de que a mediodía la temperatura fue muy alta: 16,5 ºC a la sombra, pero 41 ºC al sol. Un topillo nival se escondía en el pedrero, pero se asomaba al oler los efluvios de los restos de mi manzana. Como la nieve se retiró hace poco de aquí, aún encontré varios nidos de topillo al descubierto.
En resumen, uno de los mejores lugares que puede visitar un naturalista montañero en la tierrina.